Sigue adelante.
No te escondas, camina.
No te escondas, camina.
Sigue adelante.
No huyas, respira.
Sigue adelante.
No les escuches, replica.
Sigue adelante.
No les creas, si te dominan.
Así es la vida,
un ir y venir a la retina.
No consumas tus energías con
gente sucia que pretende lavar
sus miserias en tu alegría.
Huye de los que te alaban en exceso
si les descubres tras su mirada el miedo.
Cuenta cada paso que des
y no manifiestes tus ilusiones al resto.
Alimentar a las hienas con carnaza de sabiduría,
les hace hincar más el diente maltrecho en tu humilde dicha.
No son dignos de tu persona
aquellos que tienen la maldad como dueño,
convirtiéndolos en un Dios insolente y traicionero,
que hace de tus ilusiones un amasijo de hierros.
La tortura mental tiene nombre
y apellidos
y en cada respiración que des
te dejará sin motivos para vivirlos.
De ti depende cómo
y cuándo
coger aire,
pero conserva bien el oxígeno,
porque de él depende
tu existencia,
tu orgullo
tu orgullo
y tu prejuicio.
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